lunes, 10 de abril de 2017

"Bienvenidos a Aluion" Capítulo III

Día 1 ~Noche~
*Narra Nora*
Las habitaciones eran preciosas, todas y cada de una ellas estaban decoradas sin que les faltara ningún detalle. Miré la ropa que Manu me había dejado encima de la cama. Era algo extraña, parecía que estuviera haciendo cosplay.

Salí de la habitación con esa ropa puesta, al parecer no era la única, cada uno llevaba algo distinto, lo que más asustaba es que nos iba perfectamente. No entiendo muy bien este fetiche que había desarrollado Manu en estos cuatro años. Bajamos comentando un poco sobre la ropa y una vez sentados en la mesa del comedor, se lo dije a Manu.

-Una pregunta, ¿a qué viene esto?

-¿A qué te refieres? -Manu respondió con una sonrisa despreocupada-.

-A la ropa, -saltó Sitka- parecemos sacados de un poblado elfo, bueno, algunos más que otros. Lo que menos entiendo son los ponchos.

-¿No os gusta? -giró la cabeza-.

-A ver, no es que no nos guste -dijo Vee que se había sacado chocolate del bolsillo-. Tú serás detective, pero en este momento sospechamos de tus intenciones.

-¿Qué tramas? -dijo Yui-.

Manu soltó una carcajada pero su cara sería con el mismo semblante serio. Colocó los codos sobre la mesa y apoyó la cabeza en ambas manos.

-No dudaba de vuestra intuición. Todo lo descubriréis a lo largo de la esta noche -sonrió y llegaron las sirvientas con cena-.

Nadie comentó nada más al respecto el resto de la cena. Hablamos un poco más sobre cómo habíamos acabado dónde estábamos y recordamos cosas del instituto. La velada siguió, y una vez que terminamos de cenar, Manu dijo que esperásemos un poco en la mesa.

-Me está dando muy mala espina esto -dijo Yukari mirando al techo embobada-. Pero si no lo vemos nunca saldremos de dudas.

Poco después llegó con una caja negra en sus manos, la dejó en la mesa y la abrió mirando hacia sí mismo, sin mostrarnos su contenido. Esa caja desprendía un resplandor siniestro.

-El contenido de esta caja... Puede que cambie vuestras vidas... ¿estáis seguros de esto? -paró un segundo al ver nuestras caras-. No me miréis así, es algo que debo preguntar.

-Pero qué dices Manu, ¿te has metido en el personaje o qué? -dijo Sitka en tono de burla-.

-Estoy hablando en serio. Creo que nunca os he hablado tan completamente serio como ahora -cerró la caja bruscamente-. Da igual, si no estáis seguros después lo estaréis. Id a vuestras habitaciones, nos vemos por la mañana.

Salimos, el ambiente se había vuelto algo incómodo. Mientras subíamos las escalera, nos mirábamos atónitos. Ahora sí que no entendía nada, por fin, Vee rompió el silencio.

-¿Qué mosca le ha picado a este ahora? -decía algo cabreada-. Primero nos hace vestir así, y ahora se enfada porque no hemos mirado una caja que brilla. No sé que mierda le pasa por la cabeza a éste.

-Ni tú... Ni nadie -dijo Yukari un par de escalones por detrás-.

-Pues a mi me sigue dando curiosidad lo que trama -dijo Dan- ¿por qué no hacemos una expedición esta noche? Esta casa, mejor dicho, este casoplón puede tener más cosas escondidas que nos lleven a lo que nos ha querido decir Manu.

-Hablando del diablo, ¿no os parece extraño? -pregunté, a lo que respondieron al unísono con un qué- Sabe todo sobre nosotros, nuestros gustos actuales, tallas... Imagina que hubiese engordado un par de kilitos en estos cuatro años, ¡esta ropa me queda perfecta!

-Bueno, de ti podría pasarlo porque estás en muchas revistas y esas cosas -me respondió Yui-. Pero de los demás... Esa caja podría haber tenido las respuestas a todo esto.

-Ya... Pero, en vez de darle vueltas a todo, ¿no será mejor que hagamos algo? -dijo Dan molesto porque le habíamos ignorado-.

-Buscar algo que nos lleve la fondo del asunto... ¿Hacemos una expedición? -propuso Vee que estaba compartiendo chocolate con todos, con los nervios, apenas habíamos cenado-.

-Buena idea, Vee -dijo Sitka-.

-¡Eh! -se quejó Dan- Acababa de...

-Vale, hagamos eso. Cada uno id a vuestras habitaciones, no hace falta que os pongáis el pijama. Tiraros en la cama y esperad a que las luces se apaguen. En ese momento, nos reuniremos en la habitación de Sitka que es el punto intermedio.

-Esto me recuerda a cuando nos colábamos en las habitaciones cuando íbamos de viaje con el instituto -dije riendo-.

Asentimos y reímos, nos separamos para ir a las habitaciones. Las luces no tardaron en apagarse y se hizo el silencio. Era el momento, nos dirigimos a la habitación de Sitka y Yukari no aparecía.

-No habrá sido capaz... -dijo Vee-.

Corrió hacia la habitación de Yukari y gritó:

-¡YUKARI! ¡SO' PE'AZO CACHO PUTA! -miré, efectivamente estaba dormida- ¡DESPIERTA!

-¿Eh...? -murmuró Yukari con voz de drogada- Vee... Estas no son formas de despertar a la gente... -bostezó- ¿Qué pasa?

-¿Cómo que "qué pasa"? ¡La expedición...!

-Ostras, dadme un minut...

Ni un minuto ni leches Vee la agarró del brazo, la tiró de la cama y la arrastró hasta el resto del grupo.

-¿Por dónde empezamos? -dijo Dan ilusionado-

-Empezaremos por el tercer piso, no nos ha dicho nada de él, es más ni lo nombró -dije-.

-Bien, pues empecemos -dijo Sitka-.

Subimos las escaleras hasta el tercer piso y entramos en la primera habitación. Parecía un vestidor.
Estaba bastante oscuro. Dan se apoyó en una pared, presionó algo con el culo y de repente unas máquinas se acercaron a él.

-Pero qué co... -dijo Dan antes de que los robots le quitaran la ropa y le pusieran... ¿Lo convirtieran en una chica?

Su pelo ahora era largo, de prácticamente su mismo color, los robots le habían puesto un vestido largo que la hacía una figura muy femenina. Hasta le habían puesto un sujetador con unos implantes.

-D-Dan...

-¿Qué cojones es esto? -se miró a sí mismo e intentó quitarse la ropa- No... No puedo quitármela.

Sitka miró hacia el panel de control, cuya luz iluminaba parte de la sala, había un contador...
-No hay que pensar mucho -dijo Yui-. Es el tiempo en el que no podrás quitarte esa ropa.

-Vamos, no me jodas -dijo Dan molesto-.

-Estas muy guapa, Dan -dijo Yukari burlona-.

Salimos de la habitación mientras Dan intentaba matar a Yukari y ella seguí muriéndose de la risa- Lo siguiente era la terraza, era impresionante. Tan bien decorado y cuidado. Tantas plantas. Mientras Dan corría como podía con los tacones tiró varias macetas, revelando dónde estaba la caja que Manu tenía en la cena...

-Tanto misterio y luego pone la caja en la terraza... -dijo Vee mientras la cogía la dichosa cajita-.

-Abrámosla y dejémonos de tonterías -dijo Sitka, acto seguido la caja se abrió y vimos lo que había detrás del resplandor-.

-Una...¿llave? -dijo Yui- ¿Todo esto por una llave?

-Mmm... Tal vez es la llave de alguna habitación -dije-.

Recorrimos la mansión entera, nos impactamos viendo la biblioteca y la sala de juegos, había de todo. Por mi me quedaba a vivir en esas habitaciones y creo que todos opinamos lo mismo. Al llegar al sótano, la llave por fin encajó:

-Creí que tardaríais más en entrar -dijo Manu detrás nuestra- ¿estáis preparados para ir a Aluion? 

No nos dió tiempo ni a girarnos, la puerta se abrió de golpe y entonces, ocurrió lo impensable...

Continuará...


miércoles, 5 de abril de 2017

Día Cero

Desde que vi una escena que marcó mi existencia, he hecho el símil entre mis sentimientos y un líquido, mi cuerpo y un vaso. Representando así, el cómo los escondía.
Días pasaban, semanas, meses. Cambié de idea. El vaso ya no era suficiente.
Vi como ese vaso rebosaba y estallaba en mil pedazos frente a mi y frente a todo mi alrededor... Luego no venía la paz, venía el arrepentimiento.

Probé a cambiar el vaso por un jarrón, no me fijé si quedaba algo en el fondo. Acababa de estallar, ¿por qué deberían quedar restos?
Siguió pasando el tiempo. Di mi mano sin pedir nada a cambio. Solo buscaba la sonrisa de la otra persona mientras pensaba "ahora estás mejor" y me alegraba por ella. Observando como mi jarrón se iba llenando de la esencia dañada de otros.

La vida pasa, cosas ocurren, ese jarrón sí contenía parte de mi pasado y se estaba mezclando con mi presente. Llenando poco a poco el poco espacio que le quedaba al jarrón. Todo ese peso. No busqué cómo volcarlo, intenté evadir el tema. Seguí ayudando esperando que mi jarrón se vaciara de alguna manera, tal vez el alivio de la otra persona conseguía hacerlo, tal vez esa calma en mi interior. Mentira. Mentiras piadosas que me repetía a mi misma para tapar la realidad.

Otra solución vino a mi cabeza, era un tiempo de calma o eso pensaba. Se avecinaban más tormentas.
Poner otro jarrón encima del mío y sellar la unión entre ambos. Romper la parte de arriba del jarrón superior para seguir llenándolo. Buena idea si no iba a recibir ningún golpe más. Pero ahí estaban, más golpes y con cierta intensidad. 

Se rompió el jarrón.

Se rompió la unión.

Quebró mi interior.

Yo lo llamé "Día Cero".

Una máscara y un jarrón ya no sirven más. A veces debes soltar lo que llevas dentro, buscar a alguien que después de verter su esencia dañada en ti puedas apoyarte en su hombro y verter esa esencia que aunque no parezca que está ahí después de haberte roto, está. El día cero es un comienzo, el comienzo para darte cuenta de que merece la pena seguir vivo y que aunque hayas roto por enésima vez tu vaso o jarrón o lo que tu cuerpo sea capaz de usar, todavía hay mañana en el horizonte.

Levántate de tu cama, abre las cortinas, deja la luz entrar. Sal a la calle vive y sonríe.